miércoles, 18 de julio de 2012

Capítulo 1: Fuego en el agujero...


El instituto estaba totalmente destruido. Sólo asomaban dos columnas que estaban calcinadas por el incendio. Parecían los únicos testigos que quedaban de esa calle. Jack no paraba de llorar. Su ropa estaba manchada de barro y no se podía diferenciar si eran vaqueros azules o negros. Su chaqueta estaba igual que sus pantalones pero en la espalda tenía una mancha de sangre como si le hubieran impactado con una pistola de pintura.
Pensaba encontrar a alguien pero no había visto sino algún cadáver a la intemperie y gente huyendo de Londres. La ciudad estaba en silencio y Jack cayó de rodillas esperando una respuesta a su llanto.
Escuchó a lo lejos como una máquina pesada con su tracción de orugas. Jack sabía por el sonido que era un carro de combate. Sus articulaciones, que aún estaban clavadas en el asfalto, notaban cómo temblaba el suelo y enseguida se levantó. Se escondió detrás de un vehículo que estaba con el techo pegado a la acera; seguramente alguna bomba lo hizo voltear hasta llegar a la acera y apoyarse contra un escaparate de lencería fina.
De repente, observó que la máquina que avanzaba era un tanque militar y paró justamente delante de su escondite. No podía creerlo y aunque la manga de su chaqueta estaba sucia, se secó las lágrimas.
Cuando se disponía a salir escuchó un murmullo dentro del coche. Una manita salía del parabrisas y estaba llena de sangre. Por la experiencia del hombre, dedujo que era una niña y que necesitaba ayuda urgentemente.
Se agachó rápidamente para socorrer a la niña, cuando se abrió la escotilla del tanque. Salió un soldado y le hizo señas para que subiera al tanque lo antes posible. Era rubio, con un bigote que parecía que cuidaba con esmero.
Jack le respondió con sus manos y se tumbó en el suelo con las piernas giradas hacia el parabrisas. Respiró hondo y de un solo impulso dio un golpe al cristal, que no se rompió del todo. Se acomodó para poder quitar lo que quedaba del cristal y tiró de la mano. Era una niña pequeña de unos nueve años. Estaba semiconsciente, tenía una herida en la cabeza, pero se abrazó a Jack como si fuera su última vez.
El hombre se levantó y sin dudarlo corrió hasta el carro de combate. Era enorme y cuando ya estaba al lado, vio cómo unas manos agarraron a la pequeña y la subieron al tanque. Otro brazo se extendió para ayudarle a trepar por el costado del carro.
- Mac, me puede llamar Mac, amigo mío – Sonrió dando confianza – nos vamos de Londres ahora mismo..
Jack suspiró y le devolvió la sonrisa.
- ¡Comandante, algo se mueve en el frente! – Gritó el artillero.
- ¡Identifíquelo y si es el enemigo, dispare! – Respondió Mac mirando por un periscopio.
El maestro abrazó a la niña con fuerza y como pudo se quedó quieto dentro de la cabina.
- ¡Fuego en el agujero! ¡Fuego en el agujero! – Avisó otro soldado.
Jack sólo escuchó el estruendo del cañonazo. No abrió los ojos, comenzó a nombrar a cada miembro de su familia y no soltó en ningún momento a la chica.
Deseaba salir de esa pesadilla…

6 comentarios:

  1. Muchas gracias amigo Oscar. Es un placer compartir este viaje contigo y acaba de comenzar. En este búnker mandas tú que eres el lector.

    ResponderEliminar
  2. Respuestas
    1. Gracias Flinstone
      Le estamos dando al siguiente capítulo y esperamos que sea más largo para no dejar a nadie con hambre ;)

      Abrazos y acordaros de haceros seguidores del blog. Compartirlo si podéis ;)

      Eliminar
  3. Pues aqui me tienes!! Y como dicen por ahí arriba, queremos más, asi que pa´lante!!

    ResponderEliminar
  4. Ya se me esta haciendo corto...mas ...mas....mas...

    ResponderEliminar